lunes, 6 de agosto de 2007

Entrevista a Javier Ajenjo, organizador del festival Sonorama.

entrevista
Fotografías por Yaiza D. Marca

Quedamos con Javier Ajenjo en la Tramoya, el ambiente es estupendo y la música acompaña. Lo que iba para entrevista se convierte pronto en una charla amistosa que se alarga durante algo más de una hora (aunque parezcan cinco minutos). Este chico habla con tanto entusiasmo de lo que hace que es imposible no contagiarse de su ilusión.

Le preguntamos por los orígenes de Art de Troya y del Sonorama. La asociación ha crecido hasta los 175 socios, y subiendo. Nos cuenta que el nombre juega con la mítica frase “arde Troya” y tiene el valor añadido de identificarlos con los troyanos, a la conquista de la ciudad por medio de la imaginación.

J-La verdad que empezamos de una manera un poco complicada porque la primera vez que se hizo Sonorama éramos simplemente un grupo de amigos; y eso es lo que seguimos siendo. A pesar de todo lo que se organiza desde la asociación, que son muchas cosas, todavía perdura la relación personal y sobre todo la forma de hacer las cosas de una manera altruista. Somos un colectivo bastante completo; tenemos abogados, ingenieros, electricistas… todo tipo de gente. Eso hace que el capital humano sea tremendo y ofrece muchas posibilidades.

Preguntamos por la forma de organizar y hacer funcionar una asociación de estas características.

J-En la organización hay una serie de coordinadores que dirigen diferentes áreas. Funcionamos de una manera muy sencilla. Hasta el último socio puede entrar en el ordenador, mirar las cuentas… todos tenemos acceso a todo.
Creemos que por encima del orden están la ilusión, las actividades y sobre todo la vocación que tiene la gente de hacer cosas. Por supuesto, hay que ordenarse y organizarse para evitar un montón de problemas; pero no somos muy estrictos con eso, nos interesa mucho más lo que hacemos que cómo lo hacemos. El Sonorama es la actividad más grande, pero además se hacen el festival de cortometrajes, todo tipo de conciertos, sesiones de cine independiente, teatro, performances… estamos todo el año haciendo actividades.

También han recuperado ya dos fuentes antiguas

J-Había una serie de fuentes que es donde iban nuestros padres y nuestros abuelos, que se perdieron y que nosotros hemos ido recuperando.

Le preguntamos cómo les ve la gente en el pueblo, si se sienten valorados por su propia gente. También toca hablar de política, pues con algo tan grande como el Sonorama parece inevitable que todo el mundo quiera hacerse la foto…

J-¿Cómo nos ven? A mi me gusta pensar que somos un “poder fáctico”. Nosotros pensamos que en un pueblo no debería haber color y que los políticos deberían buscar el bien de su pueblo. Sí, todos los políticos utilizan el Sonorama, y la ayuda se concreta en un 4,2% del presupuesto. Para una ciudad en la que generamos más de un millón de euros en un fin de semana, 400 medios acreditados, 800 solicitudes…

Eso ahora, claro, pero los inicios fueron duros, algo que también relata con sinceridad.

J-Hemos tenido muchísimas dificultades de todo tipo: casas hipotecadas y de todo. Pero siempre hay que intentarlo, el fracaso es no intentarlo. Lo que pase da igual, no tiene nada que ver. Lo importante es tratar de cambiar las cosas.

Su entusiasmo lleva la conversación hacia el poder de la música. El Sonorama nace de un profundo amor hacia la música, algo que en un mundo de grandes promotores que organizan carísimos conciertos no es fácil de entender.

J-El problema es que el encanto de los colectivos se ha perdido porque se ha perdido la identidad, es decir, el por qué haces las cosas. Yo tengo muy claro que podíamos haber ganado muchísimo dinero como promotores. Ya tenemos los contactos y estamos capacitados para montar lo que sea. Pero hemos optado por otra vía, por eso las críticas duelen más.

Hablamos de las críticas. La gente se queja de los precios, de las caídas en el cartel… Claro que duele, pero con tanto entusiasmo es difícil minar a nadie y Javier se lo toma con calma y con humor. Es lo bueno de que todo gire en torno a la amistad y la ilusión por hacer algo. También surge el tema de la competitividad.

J-Nosotros nos emocionamos. Seguimos después de 10 años con una emoción enorme y tampoco la van a destruir ahora. Lo intentaron en su momento, pero ya somos más fuertes que eso. Nos sentimos honrados de escuchar una canción que nos gusta y de ver a la gente abrazarse, llorar y sentir la música, eso es la hostia. Eso tiene un valor imposible de cuantificar. Y eso es precisamente lo que ha prostituido la gente que sólo piensa en beneficios, en cuántas entradas venderá.

El mercado festivalero en España funciona según la ley de la oferta y la demanda, los promotores pujan por los grupos sin piedad. En medio de este panorama, Art de Troya reivindica la importancia de las emociones.

J-Mira, en Portugal, por ejemplo, los 5 festivales más importantes se reúnen, se sientan y dicen: ¿qué hacemos?, ¿qué queremos?, yo quiero esto y esto, yo esto y esto. Entonces se paga la tercera parte que en España, porque tienen que hacer las fechas de la gira igual. Entonces sólo hacen una oferta. En cambio, aquí uno ofrece 100000€, el otro 150 y el de más allá 200.
A nosotros Benicassim cuatro o cinco veces nos ha prohibido terminantemente que anunciemos un grupo. El problema es que tienen miedo porque este es un festival diferente. Aquí en un fin de semana tienes conciertos, acampas, conoces gente, te tomas un cachi por 4 euros, vas a la piscina, tienes el almuezo en las bodegas, cine, monólogos, Jam session… hay de todo y cuesta 45 euros.

Sorprende que haya gente que se queje del precio. La verdad es que, como alguien comentaba en el foro, sólo con Ash y Divine Comedy ya se amortiza con creces el precio de la entrada. Javier no quiere entrar en esa guerra, tiene muy claro que la música es algo más que eso. Le preguntamos por el proyecto de crear una discográfica propia, por el panorama musical arandino y en especial por su grupo, Yani Como. Son honestos, luchan por ellos mismos y por los demás, sin aprovecharse de nada ni de nadie.

J-Bueno, hacemos muchas cosas. Ahora estamos intentando que se pueda ensayar en condiciones en Aranda. Aquí hay más de 30 grupos de música. Con mi grupo ensayamos seis días de cada siete. Y sí, para mí sería facilísimo coger el teléfono y decir “quiero tocar en tal, en cual”. Pero nosotros somos Yani Como y basta. Y llegaremos donde tengamos que llegar por nosotros mismos, no porque hagamos el Sonorama, ni porque seamos el Sonorama.

Hablamos ahora sobre el Festival de Cortometrajes –este año en su octava edición - que también ha adquirido dimensiones considerables.

El festival cuenta con un equipo específico de 15 personas trabajando durante todo el año. Tienen que hacer una selección durísima y escoger 50 cortos de entre unos 400. Treinta personas votan para escoger 15 finalistas de entre esos 50, y finalmente un jurado otorga los premios. Para nosotros es un honor haber contado con cortos de gente como Fresnadillo, por ejemplo. El ambiente que se crea durante la Gala de entrega de premios es increíble, todo el mundo se implica: las actuaciones las realiza gente del pueblo, es como una autogestión de la ilusión.
El festival ofrece una buena plataforma para la gente de Aranda, pero somos muy exigentes con los trabajos que se presentan desde aquí, entre otras cosas porque nosotros mismos nos exigimos muchísimo.

Y volvemos al tema estrella, el Sonorama y su funcionamiento. Preguntamos por el cartel y las instalaciones de este año. También hablamos del ambiente especial que se crea en este festival, que ya ha sido clasificado entre los diez mejores que se realizan cada año en el país.

En septiembre ya se empieza a perfilar la columna vertebral de los grupos que vendrán el año siguiente. Los gustos en la asociación son muy eclécticos, desde gente que escucha sixties a gente que adora el metal, pero eso es una riqueza. Va bien con el espíritu del festival; es un festival independiente más en concepto que en música. Intentamos tener una visión amplia y traer a grupos muy variados. No queremos elitismos, eso se traduce en que el rango de edades es muy amplio y puedes ver a padres que vienen con sus hijos. La filosofía es tratar de cuidar a la gente como nos gustaría que nos trataran a nosotros, y eso se nota. Este año intentamos habilitar un parque para que haya sombra, duchas… Nos da igual tener que currar poniendo vallas o montando las barras, somos muchos y juntos somos una fuente de energía.

La cosa promete. Sobre todo cuando te encuentras con gente con esa determinación tan brutal. “Tratar de cumplir tus sueños para cambiar el mundo”, nos dice Javier. ¿Nos vemos en el Sonorama?

Entrevista por Covadonga Juez y Yaiza D. Marca

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo de mayor quiero ser Sonorama.
Muy buena la entrevista y muy interesante, me he quedado con ganas de que se dieran más nombre de los promocioneros sin escrúpulos que suben los caches y las entradas.

Viva el festival independiente de tu casa!!!1

MiniYo dijo...

Aún a riesgo de sufrir censura, quería hoy compartir en la red del talento este talentoso grupo que a pesar de jugar con la comida tiene mucho que decir y que cantar, espero que os guste:
http://www.myspace.com/dineroprovisional

Yo tampoco quiero ser igual que los demás.

Anónimo dijo...

Muy buena la entrevista.

Dan aún más ganas de ir al Sonorama tras ver que la gente que esta detrás de todo son gente con buena intención.

Anónimo dijo...

let´s sonoros!!!!!!!